Ángela, una española en el corazón de Brasil Volunteers say
São Paulo, la ciudad brasileira de las oportunidades, me recibió con un día soleado. De repente, me vi sumergida en una cultura e idioma diferentes donde el proceso de adaptación resultó mucho más fácil de lo imaginado. Me vi rodeada de gente que me ofreció su ayuda, y sobre todo su amistad, a cada paso que daba. Ese calor humano es y será siempre mi mejor recuerdo.
Vivir una experiencia de este tipo a 20.000 km de casa fue, sin duda, la mejor decisión que he tomado. Lo principal, desde mi punto de vista, es desmitificar las ideas preconcebidas; irte de voluntariado significa abrir tu mente a todo lo nuevo, no juzgar actitudes que no son como las tuyas,… En definitiva aprovechar la oportunidad única que se te brinda en todos los aspectos.
Mi realidad y mi forma de ver el mundo han cambiado totalmente y todo gracias al SVE y a las asociaciones con las que he podido llevar a cabo mi proyecto: Paideia (España), Inco (Italia) y la AIH.
El programa *Cero Desalojos* de la Alianza Internacional de los Habitantes ha hecho posible que pudiese conocer la realidad del pueblo de São Paulo que vive en las favelas.
Las visitas a las comunidades, lo mejor del proyecto, pero duras, muy duras; están patentes las desigualdades tan grandes que existen en el país, la injusticia de los desalojos sin proporcionar vivienda a esas personas,…
Conviví con el pueblo brasileiro en sus luchas sociales y políticas, pudiendo participar en actos, marchas, congresos, seminarios, reuniones del movimiento de juventudes…. Esta participación social del pueblo en general, y de la juventud en particular, es una de las cosas que más me ha llamado la atención y la que más me ha sorprendido. Ver a gente luchar por sus ideales desde tan joven es algo que desde España nunca había vivido.
Además del trabajo, que mi destino fuese Brasil me proporcionó muchos amigos, una familia, mucho sol y playa, fiestas, los mejores carnavales del mundo, la posibilidad de viajar, tanto dentro como fuera del país, todo ello bañado en caipirinha y, mucha pero que mucha, samba.